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El mundo, a seis meses de haber declarado la pandemia de Covid-19

Seis meses después de que la Organización Mundial de la Salud declarara el brote de Covid-19 como pandemia, más de 900.000 personas han muerto y los contagios han escalado exponencialmente hasta superar los 28 millones. Pero mientras el brote avanza con dureza, también lo hacen las investigaciones y estrategias para combatir el virus.

Hace seis meses, exactamente el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), alarmada por los altos niveles de contagio del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y tras denunciar la «inacción» por parte de múltiples gobiernos, caracterizó el brote, que ya afectaba a 114 países, como una pandemia.

Desde entonces, su propagación ha sido exponencial. Para la fecha se contaban 118.000 casos y 4.291 fallecidos; tres meses después, el 11 de junio, esas estadísticas habían subido a 7,4 millones y 417.000 muertos y ahora, a seis meses, son más de 28 millones de contagios y 900.000 víctimas mortales.

Durante los tres primeros meses de ese semestre, la pandemia vivió su punto cumbre en el continente europeo. Tras un pico entre marzo y abril, el continente inició el desconfinamiento, que ha llevado a una segunda ola iniciada lentamente desde mediados de julio, aunque esta ha sido mucho más controlada que la primera. Y menos letal.

Entre marzo y abril la pandemia se consolidó también en América del Norte, donde tras una respuesta tardía de Estados Unidos, los casos crecieron sin control, lo que obligó al confinamiento de la población. Sin embargo, luego de una rápida reapertura, el país se convirtió en el más afectado a nivel mundial y varios estados volvieron a cerrar parcialmente, lo que inclinó nuevamente la curva de contagios.

Entre tanto, en América Latina, donde se aplicaron algunas de las cuarentenas más largas y estrictas del mundo, la pandemia llegó de una forma más moderada y varias naciones de la región han alcanzado un pico aplanado de contagios en las últimas semanas. Brasil, el país más afectado, ha logrado estabilizarse, aunque con casos diarios que rondan los 10.000.

Tras haber castigado con dureza a América, la pandemia ha encontrado un nuevo epicentro en India, ahora el país con la más rápida propagación en el mundo. En plena reapertura, la nación asiática superó los contagios acumulados en Brasil y se posicionó como la segunda más afectada del mundo. Con casos diarios que rondan los 90.000, se prevé que supere el récord de casos acumulados en EE.UU. en las próximas semanas.

Respecto a la mortalidad de la pandemia, los países más afectados se reparten en este momento entre Europa y América. Según un análisis de la Universidad Johns Hopkins, que relaciona la cantidad de muertes por cada 100.000 habitantes, San Marino y Perú encabezan la lista, seguidos de Bélgica, España, Reino Unido, Chile, Ecuador, Brasil, Italia, Estados Unidos, Suecia y México.

Seis meses de avances en conocimiento 

Pero aunque las cifras son impactantes y revelan que, más allá de retroceder, la pandemia sigue expandiéndose ante el relajamiento de las medidas de distanciamiento, cabe señalar que durante los últimos seis meses también ha habido grandes avances a nivel internacional en investigaciones sobre el virus, su propagación y las afectaciones que genera.

En los últimos meses se ha descubierto que el Covid-19 es un virus multisistémico y no solamente respiratorio, como se pensaba en un principio, lo que significa que no afecta solamente a los pulmones, sino a múltiples órganos del cuerpo. «Eso determina que el tratamiento no es una simple neumonía», señala a France 24 el doctor Óscar Franco, profesor de epidemiología del Instituto de Medicina Social y Preventiva de la Universidad de Berna.

También se ha comprobado que el virus no responde a diferentes temperaturas o condiciones atmosféricas, lo que sirve a los Gobiernos para trazar medidas de contención y permanecer alerta durante el cambio de estaciones y a no correr el riesgo de relajar las medidas, lo que evita se produzcan nuevos picos de contagio.

Por otro lado, según varios estudios, como el realizado por la Asociación Médica Americana, se ha determinado que los niños sí pueden contagiarse, aunque lo hacen con cuadros más leves. Esto ha dado más información sobre cómo se comporta el virus en las distintas edades y ha permitido la reapertura de los colegios y escuelas.

En cuanto a la mortalidad, a nivel mundial se sitúa en una media de un 1%. Si bien este índice varía de país a país, donde por ejemplo Alemania tiene una media del 0,2% e Italia una del 7,7% y depende de diversos factores como la edad de la población o la capacidad de los sistemas sanitarios, la media global ayuda a dimensionar el problema.

Mayor certeza en el camino hacia la inmunidad colectiva 

Pero los avances no se acaban ahí. Con nuevos detalles sobre el comportamiento del virus y la respuesta que este provoca, se ha determinado que la inmunidad de grupo, que se produce cuando hay suficientes personas inmunes para neutralizar una enfermedad, será lo único que le pondrá fin a la pandemia. Esta inmunidad colectiva solamente se podrá dar mediante el contagio o bien con una vacuna.

Respecto a la primera vía, se ha descubierto que en el mundo circulan varios tipos de coronavirus endémicos, anteriores al SARS-CoV-2, que producen resfriados. Se ha determinado que las personas que en el pasado han tenido algún tipo de resfriado por esos coronavirus tienen mayor probabilidad de resistir al SARS-CoV-2, ya que su sistema inmune los confunde con el nuevo, lo que se conoce como inmunidad cruzada.

Franco señala la importancia de estos descubrimientos, que dan luces sobre por qué algunas personas son asintomáticas o por qué hay contagios leves. Y aunque el experto enfatiza que la inmunidad colectiva es un reto lejano, señala que la inmunidad cruzada «podría ser una esperanza» para avanzar más rápido hacia el fin de la pandemia.

En cuanto a la segunda vía, si hay algo que concentra las esperanzas del mundo es el desarrollo de una vacuna contra el virus, un reto que ha centralizado esfuerzos de científicos de todo el planeta y ha avanzado en los últimos seis meses a velocidades inéditas, una carrera que podría dar como resultado que una o varias vacunas estén listas para finales de año o principios de 2021.

Según la OMS, a día de hoy ya son más de 170 vacunas potenciales las que están desarrollando distintos laboratorios, 140 de ellas permanecen en etapas preclínicas; 29 en la Fase 1 de pruebas en humanos, 18 en la  Fase 2 y nueve en la Fase 3. Estas últimas están siendo probadas en miles de personas y en pocos meses se determinará si son seguras y eficaces.

Preparar el sistema inmune: única forma, hasta ahora, de afrontar con fuerza el contagio

Por otro lado, se ha confirmado la importancia de mantener un buen estilo de vida y de reforzar los sistemas inmune, cardiorrespiratorio y metabólico. «Es la única manera de mejorar nuestra respuesta al virus si nos infectamos», señala Franco y recuerda que para ello hay que controlar el peso, ejercitarse, alimentarse bien, descansar y evitar el cigarrillo y el alcohol.

En los últimos seis meses también han avanzado las investigaciones sobre la vulnerabilidad a la que se exponen las poblaciones de alto riesgo, como pacientes con diabetes y problemas de tensión, lo que ha permitido a los entes reguladores de salud implementar campañas para reforzar los tratamientos frente a estas patologías.

En cuanto a los tratamientos contra el Covid-19, se sabe que por el momento hay algunos que pueden ayudar -como es el caso de los antivirales Remdesivir y Favipiravir o los esteroides Dexametasona e Hidrocortisona- pero que hasta ahora no hay ninguno que sirva para prevenir dolencias ni para curar la enfermedad.

Más herramientas para tomar medidas públicas de cara a la pandemia

Por otro lado, durante estos seis meses se ha podido ver, a raíz de las respuestas dadas por distintos países, cuáles estrategias han sido más útiles para frenar la propagación del virus, lo que brinda más experiencia sobre cómo contener los brotes.

En un momento en el que casi todos los países tienen casos activos, Franco señala la importancia de la distancia física y la higiene como los principales mecanismos de contención, así como el papel clave de los sistemas de testeo masivo, identificación de contactos y el rápido aislamiento de los positivos.

En ese sentido, casos como los de Italia y España reflejan la importancia de aplicar estos métodos. Durante la temporada de verano ambos países abrieron sus economías, enfocadas en el turismo. En Italia, donde tanto la apertura como las pruebas fueron más controladas, el incremento de los contagios ha sido más moderado en comparación con su vecino mediterráneo, lo que demuestra que solo un seguimiento detallado de la situación puede evitar un rebrote.

En los últimos meses se ha determinado también que el desconfinamiento debe hacerse tras haber superado el pico de contagios, ya que experiencias como la de Perú, único país que abrió su economía en la peor etapa de la pandemia, o las de Estados Unidos y Brasil, que flexibilizaron muy rápidamente sus medidas, han mostrado que los casos se pueden descontrolar rápidamente.

Por ello, hasta que no exista una vacuna, los expertos llaman a la población a aprender a vivir en la nueva realidad por los meses o años venideros hasta que los posibles antídotos se distribuyan de manera generalizada.

Entre tanto, evitar al máximo ser infectado o postergarlo todo lo posible podrá ser crucial para dar más tiempo a la ciencia a que descubra una cura o mejore los tratamientos existentes, ya que como señala Franco, «no es lo mismo tener la infección en diciembre, en marzo o ahora en septiembre».

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